dissabte, 25 de febrer del 2012

A menudo me siento cobaya

¡Qué tiempo tan raro vivimos! Un día nos quedamos narcotizados y dormidos mientras el lobo feroz se nos come las entrañas y al siguiente nos hemos convertido en una bestia parda y desalmada. Somos verdugo y somos reo. Hoy damos lecciones de ética y mañana nos las tenemos que tragar porque caemos presos de nuestras palabras.

Nos ha tocado esta racha maloliente y para evitar revolcarse en las heces de esta sociedad contradictoria y desencantada es bueno mantener la cabeza fría y sobre los hombros.
Me cuesta llegar a fin de mes, mucho. La presión que ejerce sobre nosotros esta crisis nos convierte en seres sujetos a espasmo. Medio dormidos, medio rabiosos, con ganas de salir del fango y respirar aire puro... con ganas eternas de partirle la cara a alguien para desahogar nuestra frustración perpetua. Cuesta sacarse esa quemazón de las entrañas y dejar de victimizarse. Cuesta no dejarse llevar por esa marea de quejas y saber qué queremos y quiénes somos, más allá de lo que otros tengan pensado que hagamos.
Lo más más difícil es centrarse y buscar un norte . Nos pasamos el día atomizados por mensajes contradictorios. Vivimos en un mundo falso, falso hasta asquear. Aún hay quien nos engatusa con vocablos pueriles y quiere hacernos creer que la sociedad está dividida entre buenos y malos, que la realidad es en blanco y negro. Estamos siendo sometidos a tanta información y a la vez, profundamente desinformados. Cuesta discernir qué creer, qué certificar... dónde está el grano y dónde la paja incendiaria. A menudo me siento cobaya, me siento experimento.
Caemos también en la trampa de pensar que este tiempo que vivimos es inédito, cuando echando vista atrás podemos darnos cuento que los que nos precedieron sobrevivieron a situaciones similares.
No somos los únicos, no tenemos nunca toda la razón, no somos infalibles... pero podemos ser auténticos y libres. Podemos pensar y no dejarnos llevar por falsos oradores que buscan vendernos inventos espantosos y doctrinas cortoplacistas y pestilentes. Que quieren usarnos como carne de cañón y parapeto para sus fines. Podemos ser nosotros mismos y luchar por lo que queremos. Eso es mucho.

4 comentaris:

Anònim ha dit...

Mercè... Pq les teves paraules "fan mal" i al mateix temps "donen força"???.
Es el q he sentit.
Afegiria una sensació d cansament... Però si mirem al voltant trobem ulls en el q ens podem "mirar"...fins i tot en la distància i de forma asincrònica.. I llavors ens agafa una gran energia i "tornem" a començar.
Parlo de forma individual...però em surt en plural.
Deu ser q se q no estic sola.

Una abraçada...

Teresa

@pepejavier ha dit...

Mercè, se podría decir más alto pero no sería más cierto.
Es una sensación que más que de la cabeza sale de la boca del estómago, para intentar romper esa opresión interior que, al menos a mí, hace tiempo que no se me quita.
Cabeza fría, píes de plomo. Cómo dices empecemos por situarnos. A partir de ahí caminemos. Quizá hoy nos tengamos que tragar nuestras palabras de ayer; pero es que hoy no es ayer. Duele; sí. Pero es la forma de avanzar.
Gracias.

Ana Suárez ha dit...

"Podemos ser nosotros mismos y luchar por lo que queremos".

Tú misma has dado la clave. Valiente entrada, enhorabuena por expresar lo que sientes, de eso siempre salen cosas muy buenas como tu reflexión final, que encierra tanta verdad y tanta esperanza al mismo tiempo.

Un saludo Mercè y te mando energía para que sigas hablando así..

Ceci ha dit...

muy bueno que expreses lo que sientes, el final es muy bueno y cierto¡¡
abracada desde Buenos Aires