dimarts, 12 de juliol del 2011

Desde la periferia






El FMI, el BCE la deuda externa, las agencias de calificación... un término tras otro, un ataque de pánico tras otro para hablar de mercados y de crisis. Al final, tantos organismos, tantas reuniones de ministros que se fotografían como clicks de Playmobil al término para descubrir que la economía es tan básica y rupestre como la prensa del corazón. Amarillea. No se basa en números sino en especulaciones. En lo que algunos opinan sobre un país a partir de lo que les interesa que otros crean. Si no estás de moda y además eres periferia, pringas. Alemania estornuda y la UE entera te coloca el termómetro y te da una aspirina a ti, pequeño e inmundo país de pandereta. Alemania necesita que suban el precio del dinero y sube, aunque tu gente, escuchimizado país, tenga que dormir al raso. Y todo porque unos compran y otros venden y porque se corre la voz de que no eres de fiar. Al final, tanta Europa, tanto chantaje paneuropeo, y todo guarda la misma arquitectura que un patio de luces. A la vecina del quinto le ha dicho la portera que el del segundo primera no paga la cuenta y que su mujer le engaña. Y da igual si acuña certezas o miente. Da igual la letra, con la música ya basta para hundir la reputación y la bolsa. En el fondo, este invento de Europa no va ser muy distinto de un reality. Y España está permanentemente nominada porque no consigue share